
Ayer, mire al pasado.
Tuve en mis manos
mi historia y recordé
que, hace 43 años,
seguía con vida y era más viejo.
Pequeños destellos de mi infancia
prendían y apagaban
como luces en navidad.
Me di cuenta de que eso,
también era la vida:
un montón de pasajes efímeros
que en su momento fueron
anclas para seguir viviendo
y no mudarme al sinsentido.
Ahora, esos recuerdos,
faltos de forma material
y huérfanos del tiempo,
me exigen que respete
mi esencia, esa con la que fui tocado al nacer
y continuar el año 44.
Hoy, 6 de julio, es mi aniversario número 44.
A mis 88 años, deseo recordar este momento
como una victoria, a mi favor, contra la demencia
y un espacio de reflexión para decirme:
“hasta aquí, vamos bien, has sido tú mismo”.
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