Bien recuerdo cuando entraste a mis ojos.
Yo y mi adolescencia
te vimos llegar, vestida con tu hermosa sonrisa
y flotando en el aire como ángel protector.
Te vi y ya no vi a nadie más.
Entonces… te empecé a hablar en mi cabeza
con las letras del corazón.
Ensayaba charlas y encuentros espontáneos.
En sí, lo pensaba todo, día y noche,
para que tú, caminaras conmigo.
Pues sí, aquel día, temeroso
salí de casa con el amor que no cabía entre mis manos,
para decirte que moría por estar contigo
en el amanecer, en las tardes, en las noches
y en el ocaso de nuestras vidas…
Ese día, nos encontramos en un camino de pétalos,
nos miramos, sonreímos y nuestras manos se entrelazaron.
Desde entonces supe que algún día estaríamos aquí:
comenzando nuestro camino: mirándonos, sonriendo y de la mano.
Quien dijo que “el amor de estudiante
ya se terminó” está equivocado.
Esta historia continuará…
Para Miguel y Daniela, en su boda (6 mayo 2023)